
La Transición Energética – Modelo tradicional
La Transición Energética es un proceso de cambio de una forma de producción de energía a otra, es decir, la transformación de energía fósil en energías renovables. Entre los cambios se encuentra el reemplazo de combustibles fósiles, como el carbón, petróleo y gas natural, por fuentes renovables como la solar, eólica, hidráulica, biomasa, geotérmica, mareomotriz y otras fuentes limpias. Una transición energética es el cambio ordenado y programado de la generación de electricidad para migrar de fuentes convencionales contaminantes hacia energías limpias con sustentabilidad.
En muchos países ya comenzó la Transición Energética, cuyo objetivo es lograr la llamada Neutralidad de Carbono, es decir, reducir y evitar las emisiones de efecto invernadero compensando las restantes mediante el uso de los llamados créditos de Carbono.
El paradigma actual de modelo tradicional de Transición Energética, plantea y aplica la migración paulatina de generación de energía usando combustible fósil por fuentes de generación renovables. Esto se lleva a cabo, para la generación de electricidad, mediante sistemas eléctricos públicos centralizados, monopólicos, contaminantes y de alto costo. Lamentablemente este modelo tradicional está colapsando, pues las energías renovables tradicionales tienen grandes problemas (factores de planta bajos de menos del 25%), no pudiendo garantizar un suministro continuo y estable, esto las convierte en poco confiables para la operación eficiente de los centros de control que administran estos sistemas eléctricos públicos. Otra problemática de este modelo tradicional es que la demanda de energía crece exponencialmente año por año, y la economía mundial está obsesionada con el crecimiento ilimitado en un planeta finito, lo que es una locura. El crecimiento de la demanda energética crece a un ritmo mayor que lo que crecen las energías renovables en los sistemas interconectados públicos tradicionales, lo que aumenta la brecha para la Transición Energética tradicional. Para hacer crecer la generación de energía solar y eólica al ritmo que se necesita, se necesitarían tal cantidad de materias primas (Litio, Níquel, Cobre, Manganeso, Tierras Raras, etc..) que hacen imposible cumplir con las metas trazadas, ya que nuestro planeta es finito y no tiene las reservas necesarias para tal fin.
Del 100% de la energía que usa la humanidad, solo el 20% es energía eléctrica, el 80% restante es energía basada en combustibles fósiles, que satisfacen las necesidades de calor residencial e industrial y el transporte terrestre, marítimo y aéreo. De este 20% de energía eléctrica usada, más del 75% es con Generación Térmica que quema combustible fósil, y el 25% restante es satisfecha con Hidráulicas, Nucleares y Renovables RER. Todo este contexto hace que la Transición Energética sea una tarea sumamente difícil y casi imposible de cumplir en el paradigma actual tradicional, por varias razones: una es que no tenemos las materias primas necesarias; otra es que las renovables tradicionales no garantizan una oferta continua y estable; y por último, los sistemas públicos centralizados son monopolizados por el poder de las empresas basadas en combustibles fósiles, que impiden el ingreso de las renovables tradicionales a sus sistemas centralizados, prefiriendo mantener el estatus quo.
Planteada esta realidad incuestionable, es que tenemos que innovar y plantear soluciones basadas en un nuevo paradigma de energía limpia descentralizada, que trabaje paralelamente al modelo tradicional, ayudando a la tan ansiada transición energética que se requiere urgentemente si queremos mejorar el cambio climático que aqueja a nuestro querido planeta.